jueves, 7 de agosto de 2008

Traición

"Fue entonces cuando empecé a traicionarla.
No es que fuera por ahí contando sus secretos o poniéndola en evidencia. No revelé nada que hubiera que mantener oculto. Al contrario: mantuve oculto lo que debería haber revelado. Me negué a admitir su existencia. Sé que negar a alguien es un tipo más bien inofensivo de traición. Desde fuera no se aprecia si uno está negando a alguien o simplemente pretende ser discreto o considerado o sólo intenta evitar situaciones delicadas o molestas. Pero el que niega a otro sabe muy bien lo que hace. Y negar una relación es una manera de socavarla tan grave como otras formas de traición más espectaculares."
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"Al principio no tenía todavía suficiente confianza con mis amigos para hablarles de Hanna. Pero luego, superado ya ese obstáculo, no encontré la ocasión adecuada. Al final acabó siendo demasiado tarde para hablar de Hanna, para presentarla como si fuera otro secreto de adolescencia más. Pensé que si empezaba a hablar con ella entonces, después de haber callado tanto tiempo, todos pensarían, erróneamente, que yo me avergonzaba de mi relación con Hanna y tenía mala conciencia. Pero por más que intentara disfrazarlo, sabía muy bien que estaba traicionando a Hanna al fingir que contaba a mis amigos todo lo que era importante para mí, pero sin mencionarla a ella."

Bernhard Schlink, El lector
Buenos Aires, Anagrama, 2000

lunes, 16 de junio de 2008

Poesía vertical


El universo se investiga a sí mismo.
Y la vida es la forma

que emplea el universo

para su investigación.

La flecha se da vuelta
y se clava en sí misma.
Y el hombre es la punta de la flecha.

El hombre se clava en el hombre,
pero el blanco de la flecha no es el hombre.

Un laberinto
sólo se encuentra
en otro laberinto.

Roberto Juarroz, Poesía vertical V-45

Mabel Pampín, "El signo"


sábado, 17 de mayo de 2008

Por qué (no) leo poesía


Me pasa con la poesía que me atoro de ella.
Únicamente la puedo leer de a saltos, de a golpes.
Mi mirada se inquieta frente a los renglones, y siento que bizqueo, hacia adentro y hacia afuera.
No puedo soportar la densidad de la poesía. Me llena, me atora.
Necesito alejarme cada tanto de ella. Cada segundo en que fijo la mirada.
Es un vaso desbordante de bebiba fría, pero mis dientes se sensibilizan a su contacto.
Es una tela de seda que invita a acariciar hasta que me sorprende una textura áspera que invita a acariciar, hasta que me inquieta una textura rugosa que invita a acariciar, hasta que me lastimo.
Voy de imagen en imagen brincando. Y una línea me apresa, y otra línea me suelta.
Y me lleno tanto de belleza que mi cuerpo pide a gritos mirar hacia otro lado.
Y cierro el libro. Y por rato no vuelvo más.


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Pintura: "Ojos" de Mabel Pampín

jueves, 27 de marzo de 2008

El momento en que nos dormimos


"El segundo, medio segundo, menos de medio segundo antes del sueño, esa parcela de ilusión que nos lleva a creer que hay una frontera entre la vigilia y el sueño, ese adormecimiento que no hace sino enlerdar nuestros sentidos y dejar pasar difusamente, como de chaflán y sin voz a los deseos y a las sombras de las pasiones, esa partícula mínima de eternidad seguía intacta e inasible".

Dos días después de la dosis de anestesia (forma abreviada de significar cuarenta drogas que te meten en el cuerpo), ya en mi propia cama, leo en el libro que había buscado durante meses este fragmento que explica mi perpejidad post- operatoria. Muchas veces había estado imaginando el momento en que me estaría adormeciendo como un momento de angustia, un instante en el que sentiría miedo de no volver a despertar. Pero estar anestesiada no es lo mismo que estar dormida, ahora lo entiendo. Simplemente porque ese instante en que los sentidos se enlerdan no existe. Las drogas de la anestesia anulan ese instante de eternidad. Cruzaste el charco, pero el charco no existe. Pasate la raya, pero no la viste ni de refilón.

"Acaso, discurría yo por momentos, acaso en el paso de la vida a la muerte se pudiera calibrar la verdadera dimensión del instante y entonces veríamos lo que en la vida nos ha sido dado en secreto. Acaso toda vida, todas las vidas no fueran sino un perseguir la medida del instante que, mínima, más que diminuta,
ha de contener toda la magnitud, toda la intensidad del universo".

(Fragmentos de Doquier, de Angélica Gorodischer, Buenos Aires, Emecé Editores, 2002)

Pintura de Violeta Cincioni
www.violetacincioni.blogspot.com